La Historia de Mía
Estando un día por el año 2007 en los predios de Villa de Cura examinando unas yeguas en términos médicos en el Harás Al Rod, cuyo propietario es mi buen amigo el Ing. Pedro José Rodríguez, a las 11 a.m. llegó un señor llamado Agustín Coronel con la intención de adquirir unos ejemplares de la raza árabe, vocación racial del haras. En medio de la conversación surgió el tema del caballo criollo y a pesar de que estos señores son unos enamorados de la raza árabe, yo me desbordé haciendo un poco de historia y ahondando en las bondades de nuestro caballo criollo venezolano.
A los treinta minutos de conversación, en la cual yo les estoy explicando sobre el Proyecto del Rescate del Patriota Olvidado, su riesgo de extinción y los mas de nueve mil kilómetros que para la fecha habíamos recorrido mi socio, Daniel Uranga, y yo buscando yeguas criollas, logro descubrir en el rostro de este sujeto desconocido hasta entonces, una expresión de bondad o alegría o satisfacción, pero a la vez de duda y es en ese momento cuando Agustín Coronel muy educadamente pone freno a mi verborrágico y apasionado monologo por el criollo y me dice:
– Héctor, después de toda esta explicación ahora tengo dudas, fíjate yo en mi finca creo que tengo unas yeguas criollas. Hagamos algo, acércate por allá y si son criollas yo te donaré una para tu proyecto.
A los quince días, llegaba a su finca en compañía de Pedro José, otro apasionado de los caballos. Aproximadamente a las 7p.m., casi sin luz, me dirigí al corral donde estaban encerradas un grupo de yeguas, pero debido a la oscuridad me fue imposible evaluarlas. Entre la ansiedad y la decepción de haber recorrido tantos kilómetros y no poder evaluar las características morfológicas de los animales por falta de luz, decidí salirme del corral y así evitar más riesgos personales ya que el atajo estaba nervioso, pero al momento de la decisión una yegua rucia me da el frente y se me queda mirando fijamente y hasta permite cierto acercamiento De igual manera me es imposible evaluarla por las condiciones del ambiente y en esa mediana distancia le digo a la yegua hablando a solas con ella en voz alta:
– Mañana te veo, si eres criolla vas a ser mía.
Me retiré del lugar, cenamos, compartimos un rato y a dormir. Por supuesto, como toda noche llena de ansiedad, fue mas larga que un “día con hambre”… pero al fin amaneció. Al salir los primeros rayos de luz estaba yo en el corral. Trato de identificar a la yegua que medio el frente la noche anterior y no la veo, solo miro como es ya una indeseable costumbre mestizas y acriolladas, … finalmente una yegüita castaña es criolla, por lo menos no se perdió el viaje pensé yo en mis adentros, encontré una criolla entre quince ejemplares. Continúo evaluando hasta que apareció dentro del pelotón y después de un buen tiempo de búsqueda y evaluación la yegua de anoche. Muy despacio rompí el pelotón, casi como un cirujano que hace una disección, y logré apartarle un poco, acto seguido me dio el frente como la noche anterior mirándome fijo y allí quedo sola conmigo aparte del grupo.
En este momento inicio una detallada y minuciosa evaluación, dorso, cruz, cabeza, perfil fronto-nasal, inserción de cuello, ángulo entre cuello y pecho, grupa, inserción de cola, castañas, cañas, rodillas, cuartillas, y así como hice con el resto de los animales, hubo una gran diferencia, entre ella y el resto de los ejemplares y era que cada vez que evaluaba una región de su cuerpo y su contexto morfológico, ella me decía positivamente: “Soy criolla”. Y así fue creciendo la emoción en mí y llegue a varias conclusiones. Primero di gracias a Dios ya que no perdí el viaje, segundo de todo el atajo solo dos son criollas, eso fue buenísimo para lo que nos ha tocado ver. Atajo tras atajo de puras mestizas. Y tercero esa yegua era criolla, de mejor alzada que la castaña, y como se lo prometí, sería mía y se llamaría Mía.
Lo que seguía no era menos importante, les di la noticia a mis amigos con mucho entusiasmo, pero caí en cuenta que me faltaba extráele la sangre para realizarle el test de Coggins, y solo si estaba negativa ingresaría al proyecto, pero ya hasta aquí el viaje había sido un éxito. Ahora a sacar sangre, por supuesto sangre a todos los ejemplares, y al terminar supe que Mía estaba domada y no me aguanté, tenía que montarla, sentirla a ella y que ella me sintiera a mí, porque era mía. Al pasear con ella por el interior de la finca me percaté que tenía un defecto al dar el galope, pues no podía desarrollarlo, y la verdad era lo que menos me preocupaba, porque lo que necesitábamos era un vientre para la cría.
Llegó el resultado del Coggins, ¡qué alegría! Negativo, la transportamos hasta calabozo (Edo. Guárico), donde quedaba el centro piloto del proyecto y allí se integró al atajo junto con una potranca que trajo al pie, la cual se llamó Turumba se la regaló el Sr. Coronel a Pedro José, por haberle manifestado su admiración al caballo criollo pero que nunca había tenido uno. Ahora Turumba esta en el haras Al Rod y no va a ser mestizada, sino servida con criollos para conservar su estirpe.
Una semana mas tarde, comenzó a echarse en el potrero y a quedar como adolorida, cuando caminaba rengueaba y me plantee este es el defecto que tenía al galopar (tripanosomiasis) ese fue mi diagnóstico presuntivo, por supuesto. Se realizó en tratamiento y efectivamente desapareció el defecto.
Esa yegua fue tan buena madre que en el verano de este año, específicamente en Abril del 2009, casi sin pasto y amamantando a una potranca llego a pesar 429 Kgs. Esta historia es apenas un esbozo de con las que cuenta el proyecto. En Agosto de este año se traslado el centro piloto al Edo. Miranda, transportando un total de 19 ejemplares, 6 yeguas madres incluyendo a Mía y 13 jóvenes entre potros y potrancas. El viaje fue muy fuerte, estuvieron encerrados en los corrales durante 24 horas antes del embarque, sin beber ni comer nada, con el calor del llano, y además 8 horas de viaje. Llegaron bien y sin novedad como buenos criollos. La oferta forrajera en la nueva finca es muy escaza y se usaron a Mía y a Media Luna, dos yeguas mansas y domadas, para que el encargado cortara y transportara pasto fuera de las instalaciones de la nueva finca. Entre el viaje, el poco pasto y la lactación, Mía bajo un poco de peso, pero nada que pueda afectar al rendimiento del criollo. Aquí les presento algunas medidas, en un artículo anterior les presente la fórmula de Barón y Crevat; perímetro toráxico 165cm; estando en condición de delgadez; alzada 142 cm; perímetro de caña 18 cm. Con estas medidas esta yegua podía acarrear cómodamente un peso de 107,36Kgs..
A la semana de haber realizado estas mediciones Mía falleció accidentalmente electrocutada, lo cual me lleno de profundo pesar. Murió, pero dejo tres crías: Turumba, Joropo y Garúa. Además dejo muchas ilusiones vivas y ganas de seguir trabajando, para que nuestro caballo criollo siga viviendo y sirviendo.
Aquí les transcribo un poema de un autor Rio Platense que enaltece a su criollo que también es el nuestro ya que tienen el mismo origen.
Caballito criollo del galope corto,
Del aliento largo y el instinto fiel
Caballito criollo que fue como un asta
para la bandera que anduvo sobre él
¡caballito criollo que de puro heroico
se alejo una tarde debajo de su Ombú
Y en alas de extraños afanes de gloria
Se trepó a los Andes y se fue al Perú!
¡Se alzará algún día
Caballito criollo sobre una eminencia
Un overo en pie
Y estará tallada su figura en bronce
Caballito criollo que pasó y se fue!
Belizario Roldán.
Autor del poema
Por: M.V. Héctor Jurado Capecchi