El diagnóstico sin prognóstico
El diagnóstico sin prognóstico.
Básicamente se refiere a que nosotros los médicos y cuando digo nosotros los médicos, estoy hablando tanto de los médicos veterinarios como de los médicos humanos, nos empeñamos muchas veces en dar el diagnóstico acompañado por petición o sin peticiones del paciente, en un prognóstico y resulta que mientras el diagnóstico es de una enfermedad leve y damos algún prognóstico porque entonces de alguna manera no las tiramos de pronosticadores, como los que pronostican el tiempo o el horóscopo que voy a saber yo, decimos no mira esto es un prognóstico muy sencillo y todo esto en apenas 5 días o un mes de tratamiento va a estar perfecto, oye y no pasó nada, cheverísimo, pero cuando un médico le hace el diagnóstico y encima le da un prognóstico y hay dos especialidades médicas donde los prognósticos son de mucho cuidado, esas especialidades son tanto la neurología como la oncología, esos prognósticos se constituyen o en una sentencia de anulación, por ejemplo, en el caso de la neurología, porque el paciente puede quedar quizá postrado para toda su vida, o con una secuela que limita en muchísimos casos la actividad diaria de ese paciente y en oncología cuando uno da el diagnóstico de una patología oncológica, llámese tumor, cáncer o lo que fuere y cuando se le dice al paciente que el prognóstico es reservado, malo o muy malo, de inmediato estamos dando sin querer una sentencia de muerte y si este paciente se lo cree y no tiene por qué no creérselo porque está hablando con un médico que tiene que estar preparado, no solamente académicamente, sino en su especialidad, se constituye este médico en una autoridad moral, científica, ¿Cómo no lo vas a creer eso? Si te lo dijo el médico especialista. El problema de todo esto es que cuando nosotros los médicos estamos trabajando con prognósticos, estamos trabajando con estadísticas, entonces para un diagnóstico tal, por ejemplo, un cáncer de mamá, el prognóstico es malo y cuando nos atrevemos a decir, y todavía peor, que al paciente le quedan 6 meses con 3 semanas y 2 días porque hay médicos que así lo hacen, entonces este médico está trabajando con estadísticas, donde dice la estadística que la mayoría de los pacientes con este tipo de patología, en este grupo etario, con esta dieta, con estas condiciones muere usualmente a los 6 meses de 2 semanas y 2 días. Cuando ese paciente se cree eso porque creyó en el prognóstico basado en las estadísticas del doctor, se está dando su sentencia de muerte y acto seguido comienza lo que se llama una apoptosis celular, una muerte celular programada.
Pero ¿qué ocurriría si ahora le hacemos caso al diagnóstico, pero nos olvidamos del pronóstico?
Bueno, si creemos en eso, entonces nuestro cuerpo y básicamente más que nuestro cuerpo, nuestro cerebro, que es un órgano que no funciona aisladamente sino independientemente es quién va a hacer, como en ese órgano fue que se creó la patología, ese órgano que también es capaz de resolver la patología, aunque los prognósticos sean de muerte. Esto ocurre así, por supuesto, cuando nos vamos a morir nos morimos hasta jugando, pero nos vamos a morir en el momento preciso en que nos toque, no cuando nos den una sentencia de muerte y es por eso que en Sintergética y en la Medicina Holística evitamos dar prognósticos, porque simplemente teniendo el diagnóstico y haciendo un acompañamiento no desde la lástima, ni desde muchas otras cosas, no, un acompañamiento verdadero en ese paciente o sea, poniéndonos en el zapato de ese paciente sin tener que caminar ir con él y dando una explicación, una aclaratoria de cómo se formó, qué pasó ahí, cuáles fueron las aristas de todo esto que incidieron para que se formara ese cáncer, eso comienza entonces a cobrar sentido para el paciente y al cobrar sentido se abren canales de consciencia, y la consciencia hasta ahora jamás va a entrar por el intelecto. La conciencia entra por el corazón, entonces esos canales de consciencia en las cuales llevan energía fluida, energía inteligente y energía de reparación energética también entonces comienzan a regarse por todo el cuerpo como un polvorín, pero de buenas noticias, porque esa información es la que va a llegar a todas las células en una comunicación orgánica y en un mismo idioma y sobre todo, sin ruido.
Entonces, en términos prácticos, significa esto que las células de tu pulmón izquierdo se van a comunicar con las células del pulmón derecho en el mismo idioma o sea en español, pero es que antes de todo esto, el pulmón izquierdo hablaba español y el derecho inglés y resulta que el páncreas hablaba francés y el vaso alemán, entonces tu corazón hablaba en chino, el riñón en sánscrito ¿y quién se entiende así? Justamente la consciencia lleva la información a un estado en donde esa información es común para todas las células del cuerpo y comienza entonces ahora sí, a haber una verdadera comunicación en puntos de común unión para reestablecer la salud de esta persona o este paciente animal que se está aquejando por este diagnóstico o esta patología que tiene. Entonces ¿qué hay que hacer? En términos cotidianos y coloquiales ponga atención al diagnóstico y olvídese del prognóstico.
¿Y, qué pasaría ahora si usted ese prognóstico lo convierte en una sentencia de vida en vez de una sentencia de muerte?
Pues es la mayor y mejor oportunidad, a partir de este momento comenzar a romper paradigmas y a desmitificar tantas cosas que parecen verdad, pero que no lo son, y entonces al derrumbar mitos y al ver verdades es que no son tan verdades, se comenzará una depuración y con seguridad que está enfermedad que hasta ahora fue una sentencia de muerte, se convierte en el más hermoso, cordial y verdadero maestro que se ha tenido.
La pregunta que hago ahora es, ¿Hay que esperar a tener una enfermedad con un diagnóstico fuerte y un prognóstico reservado para poder entonces comenzar a romper paradigmas y comenzar a vivir la vida que realmente se merece? Esa es una opción, pero hay que atreverse a vivir la vida desde la consciencia y a algo que nunca ponemos mucha atención, que es el instinto.
Pon atención al corazón, y deja que la mente se tome una vacación.