Desde pequeño, siempre tuve curiosidad e inclinación por el mundo oriental, su medicina, envuelta de gran misterio para el mundo occidental, sus artes marciales y el arte del bonsái.
¿Cómo explicar y cómo entender que con una aguja se puede curar?
Los animales que son mi gran pasión sin saberlo contribuyeron a mi formación como hombre, me impulsaron a estudiar medicina veterinaria, y el Universo que siempre conspira a nuestro favor me llevo paulatinamente a tener contacto con la primera de las terapias misteriosas de ese oriente mítico, la acupuntura. Sin planificarlo tuve la fortuna de conocer y formarme de la mano del Dr. Felipe Larrazábal quien además de ser médico veterinario es acupuntor y lo que el no sabe sanador.
Desde allí comenzó este camino de las terapias alternativas, tanto así que sin darme cuenta fui acupuntor antes de graduarme de médico veterinario y esta formación ha sido continua, especializándome en terapias como el reiki, la homeopatía, la terapia neural, la terapéutica floral, la sintergetica, entre otras … y ya no por capricho sino porque afortunadamente desde muy temprana edad pude darme cuenta que si bien la medicina alopática es una excelsa medicina, como todo en la vida, posee límites y paradigmas, los cuales deben ser complementados con otros paradigmas para deshacer esos límites.
Al fin y al cabo a nuestros pacientes poco les importa que hacemos o que dejamos de hacer, su interés mayor radica en su bienestar y en su proceso de sanación de la enfermedad que puede medirse científica o empíricamente por sus resultados. Y como dice la Biblia: por sus frutos lo conoceréis.